Hogueras de San Vicente

Hogueras de San Vicente

Los orígenes de la celebración que convierte al santo en patrón  de la ciudad  se encuentran en un 22 de enero del año 1124, día en que un Obispo francés procedente de Aquitania, Bernardo de Agén, tomaba el castillo y la ciudad que estaban en poder de los musulmanes para consagrarla al santo del día.
 
Años más tarde, se erigía una iglesia dedicada a San Vicente, una joya del arte románico situada en el corazón de la ciudad medieval. Habría que esperar hasta el siglo XVIII para que se fundase, bajo la advocación del Santo, una cofradía que entre sus funciones llevara a cabo la organización de los actos de la fiesta patronal de Sigüenza.
 
Así una vez rezada la última novena al Santo, el día 21, víspera de San Vicente, se enciende por el mayordomo y los cuatro hermanos menores la hoguera de San Vicente Mártir en la Plazuela dedicada al santo, frente a la Casa del Doncel. Lo harán acompañados por el sonido de dulzainas y tamboriles, protagonistas siempre de la celebración. Cuando las llamas alcanzan un límite razonable, los más valientes saltan sobre el fuego purificador y una vez consumida la hoguera los niños, y no tan niños, se tiznan la cara con trozos de carbón. 
 
Los cofrades de San Vicente llevan hasta la Plaza las típicas rosquillas del Santo que son bendecidas  por el párroco  de la Iglesia de san Vicente. Al día siguiente, el de sanvicentillo, se va a las eras del castillo donde tiene lugar una especie de caridad consistente envino, naranjas y caramelos. Posteriormente, y entre los hermanos se celebra la subasta mediante cartas, de las ofrendas recogidas durante la procesión.